Historia de la Delegación de México
Las primeras hermanas
Las Misioneras de los Sagrados Corazones de Jesús y María llegaron a México en octubre de 1992. De una pequeña familia religiosa nacida en 1891, en un pueblo llamado Campos, en Mallorca, España; de la mano de una catequista, maestra del pueblo y directora de ejercicios espirituales, llamada Sebastiana Lladó Sala, hoy, venerable sor María Rafaela.
María Rafaela pasó por la pedagogía de la prueba y del despojo recorriendo un itinerario imprevisto, caracterizado por el riesgo, la superación de obstáculos, la búsqueda y la perseverancia. Acompañada de un deseo que no la abandonó nunca “Mi única aspiración es salvar almas”, años más tarde maduró este deseo en “procurar el bien espiritual de las personas de su sexo, proporcionándoles casa y medios para hacer ejercicios espirituales”, dejando esto como herencia a sus hijas.
El dinamismo misionero nos ha acompañado, desde nuestros orígenes, en nuestro carisma; el mismo nombre y en la identidad dentro de la Iglesia, vivido desde la espiritualidad de los Sagrados Corazones. Las primeras misioneras vivieron un sentido misionero muy concreto y local, expresado en disponibilidad y apertura coordinada con la parroquia, experimentando la llamada a “llegar misioneramente al corazón de las personas de su pueblo”.
A través de los años que han pasado, viviendo en fidelidad a nuestros orígenes, las misioneras de los sagrados corazones permanecemos en este mismo deseo y lo expresamos como “experimentar, testimoniar y proclamar el amor del Padre y su verdad salvadora revelada en Cristo” .
Pantitlán en Ciudad de México, primera comunidad.
En México, las primeras hermanas Misioneras de los Sagrados Corazones que llegaron en 1992, Francisca Matías, española; Nestora Castillo, dominicana y Mayra Figueroa puertorriqueña, manteniendo el deseo de dar vida y sembrar esperanza en los corazones de las personas. Esto, en el periodo de Superiora General se Teresa Solasagalés, y, en ese momento, en sororidad con las Delegaciones de República Dominicana y Puerto Rico, con la búsqueda, exploración de la misión en México de Gladis García y Socorro Ortiz, en ese momento Superioras Delegadas.
Llegaron a la gran ciudad de México, en ese entonces conocida como D.F. a la colonia Pantitlán, zona periférica de la ciudad colindando con el estado de México. La parroquia, administrada por los padres Agustinos Recoletos bajo el nombre y protección del Sagrado Corazón de Jesús dieron la acogida a las hermanas para colaborar con ellos en la misión y en estrecha colaboración con los diferentes agentes de pastoral en la parroquia, siendo ésta la principal misión, acompañar y formar a los agentes de las diferentes pastorales durante varios años, permanecimos en esta comunidad hasta el 2012.
Querétaro
Después de El fruto en la línea de vocaciones no surgía, sí en la influencia y buena relación con las personas que frecuentaban la parroquia, con las que empezamos a trabajar en todo los ámbitos, en colaboración con los padres Agustinos, sin embargo, faltaban jóvenes que se animaran a vivir desde la espiritualidad y carisma atreviéndose a ser religiosas MMSSCC. Después de discernir y orientadas por los frailes agustinos, en 1997 fundaron una nueva comunidad en Querétaro, donde también desarrollaron el trabajo en el ámbito parroquial y una parroquia que administrada también, en ese momento por los frailes, en la parroquia del “Divino Redentor”. Ubicada, en ese entonces, en la periferia de la ciudad de Querétaro, en la colonia Reforma Agraría. Con los años, la capilla cercana a la comunidad fue parroquia, por lo que territorialmente quedamos en la parte de la parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe”. Durante muchos años, en colaboración con los párrocos, sacerdotes diocesanos, colaboramos en la misión de acompañamiento y formación de agentes de pastoral y en la evangelización a través de la organización que prevalecía, SINE (Sistema de la Nueva Evangelización).
En la actualidad, las hermanas que se encuentran en Querétaro colaboran ahora en una parroquia llamada “Nuestra Señora de Guadalupe”, aunque con el mismo nombre, ésta se encuentra en otro lugar de la ciudad de Querétaro, perteneciente al municipio del Marques. En dicha parroquia la misión es el trabajo en la formación de los diferentes agentes que conforman los grupos parroquiales, presencia y escucha de la gente y la colaboración en la oficina parroquial. Mientras tanto también trabajan activamente en la Pastoral Vocacional de la diócesis, promoviendo la cultura vocacional y dando a conocer la especialmente la Vida Consagrada de los carismas presentes en la diócesis, por ello se infiere en distintos espacios parroquiales, educativos, entre otros para el acompañamiento. Especial atención se tiene con los adolescentes y jóvenes, a través de la propuesta de “semilleros” que consiste en acompañar progresivamente a los adolescentes y jóvenes, hombres y mujeres en el descubrimiento del llamado que Dios tiene para ellos y ellas.
Churubusco, Ciudad de México
Después de algunos años de haber llegado a la Ciudad de Querétaro, los frutos comenzaron a darse con las primeras misioneras de México, originarias de este lugar. Gracias a eso, al cumplir casi veinte años de presencia, después de un periodo de discernimiento, buscaron nuevos escenarios para hacer presente el amor misericordioso de Dios y ante la necesidad de formación de las nuevas jóvenes misioneras, reconocieron la importancia de un espacio adecuado para el estudio. El Espíritu del Señor las llevó nuevamente a la ciudad de México, considerando las oportunidades de formación y facilidades de comunicación y traslado fue así que en el 2002 se fundó la comunidad de Churubusco, en la ciudad de México, comunidad vecina de Pantitlán.
Desde la fundación la principal misión fue el estudio y preparación de las hermanas misioneras, por ello, se le llamó casa de estudio, maniendo el contacto y colaboración en la pastoral parroquial a la que pertenecemos, llamada San Nicolas de Tolentino, administrada por los Agustinos Recoletos.
Actualmente, después del cierre de la comunidad de Pantitlán es la casa que permite la conexión con otros lugares en México, al estar en ciudad capital del país, una de las más importantes donde se encuentran las principales instituciones que regulan la vida en México.
Las necesidades van cambiando y de igual manera la misión que se va realizando, si bien no cambia la esencia, si la forma de seguir haciendo presente nuestro carisma. En la actualidad, Churubusco es especialmente “Casa de espiritualidad y acogida”, en colaboración con los laicos y laicas Misioneros de los Sagrados Corazones, quienes habiéndose formado para escuchar y acompañar desarrollan especialmente la misión de acompañar en el crecimiento espiritual de las personas a través de espacios de encuentro, oración, escucha, lectio divina, etc. Mantienen los lazos y relación fraterna con la parroquia, involucrándose en lagunas actividades de la vida parroquial.
Tapachula, Chiapas
Trascurrido un tiempo, la inquietud por seguir compartiendo y llevando el mensaje de amor y misericordia de Dios, especialmente a los más necesitados, los traspasados y traspasadas de nuestro tiempo, las hermanas comenzaron un proceso de discernimiento para identificar hacia que rumbo, de esta gran República Mexicana podías dirigir sus pasos misioneros; todo indicaba salir un poco de la zona del centro del país y buscar hacia el sur. Después de la búsqueda de contactos necesarios y darse a la tarea de explorar un poco el rubo, Rosario Pelaéz Rubio, delegada de México en ese momento, en diálogo con el entonces obispo de Tapachula, Don Leopoldo González González, acordó la presencia de las hermanas de la congregación para colaborar en la misión de dicha diócesis, por lo que a partir de agosto de 2012 llegaron a Tapachula, Chiapas, sureste del país, donde se desarrollaron el carisma en la misión parroquial a través de las diferentes pastorales y en la educación. Para ello se debió dejar la misión que se realizaba en la parroquia del Sagrado Corazón en Pantitlán, después de veinte años, con dolor, pero con la esperanza de seguir colaborando para hacer presente el Reino de Dios en otros lugares.
En la actualidad, la misión en Tapachula es espacialmente en la Pastoral Educativa, a través del trabajo en el colegio diocesano, por consiguiente, administrado por sacerdotes diocesanos. Además de esta misión, en la parroquia a la que pertenecen, llamada Sagrada Familia colaboran en la formación de catequistas, en la catequesis de niños y niñas, la formación y acompañamiento de un grupo de mujeres y la presencia sencilla y discreta en la comunidad donde se encuentra la casa de la comunidad, una zona semirrural por las características, ubicada en la periferia de la ciudad de Tapachula. Participan también en la celebración de la Palabra en las comunidades que no tienen misa, llevando la Palabra y la Eucaristía en dichos lugares.
A nivelo diocesano trabajan en colaboración con el equipo de Pastoral Vocacional, conformado prioritariamente por hermanas religiosas de distintas congregaciones, así como de laicos y laicas comprometidas. También integran un grupo de reflexión y profundización, intercongregacional, sobre la trata de personas para sensibilizar y prevenir este mal que afecta a nuestra sociedad y a nuestro mundo.
En diferentes momentos son también invitadas a compartir y genera la reflexión con distintos grupos de la diócesis, colaborando fraternalmente con la formación de las personas creyentes.