NUESTRA MISIÓN

El carisma de las Misioneras de los Sagrados Corazones

La congregación
La Congregación de HERMANAS MISIONERAS DE LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA, tiene la casa Generalicia en Barcelona (España).

Teniendo presente las enseñanzas de Jesús y fieles al espíritu y ejemplo de sor María Rafaela, intentamos vivir el amor a Dios y a la persona humana con una entrega personal, sincera y fiel a nuestra propia vocación.

La Congregación está presente en diversos países: España, República Dominicana, Puerto Rico, México, Guatemala, Rwanda y Uganda.

Identidad: Carisma
El XII Capítulo General de 1969 sintetizó el carisma de la Congregación recibido a través de Sor María Rafaela en «Contemplar, vivir y anunciar el Amor del Dios Padre-Madre a la humanidad, manifestado en el corazón traspasado de su Hijo y simbolizado en los Corazones de Jesús y María». En consecuencia, nuestra espiritualidad es sacricordiana. En los Sagrados Corazones, que son nuestro centro y modelo, aprendemos a vivir con corazón misericordioso.

Este carisma nos da una identidad por la cual estamos llamadas a una intensa vida de oración y contemplación; un amor personal, cordial, fraterno y gratuito; un estilo de vida sencillo y humilde; un compromiso apostólico, para anunciar a todos: hombres y mujeres, la Buena Noticia de salvación. El Carisma da a la congregación un carácter contemplativo y apostólico.

Nuestra Espiritualidad
La espiritualidad sacricordiana, nos exige aprender a amar como Cristo amó a todos imitando sus virtudes, reproduciendo en nosotras sus actitudes y sentimientos a fin de glorificar a los Sagrados Corazones con nuestro ser y obrar e instaurar su reino de amor, de paz y justicia.

Se expresa en un estilo fraterno de vida con proyección apostólica. Encontramos la fuerza para mantenernos en fidelidad:

• en la Palabra de Dios, como revelación de Dios-Amor, meditada y hecha vida y en la eucaristía, como fuente de comunión;
• en la contemplación de Cristo en la cruz, con su corazón traspasado, y de María, de pie, junto a su Hijo. Ellos nos muestran hasta dónde llega su amor y hasta dónde debe llegar el nuestro;

Nuestra Misión
El Espíritu Santo es el protagonista de toda la misión de la Iglesia y es el que nos constituye en misioneras. El sentido misionero es parte integrante de nuestro ser y de nuestra identidad. Nuestra razón de ser en la Iglesia está en testimoniar y colaborar en el proyecto de salvación y nos hace servidoras de los hombres y mujeres como lo fue Jesús.

Nos sentimos llamadas e impulsadas a manifestar el Amor del Dios Padre-Madre manifestado en su Hijo Jesús, y a anunciar la salvación, amando y haciendo el bien. Acogemos sus palabras: “Id y haced discípulos de todas las naciones… enseñándoles a guardar todo lo que os he enseñado”. (Mat.28, 18-20)

Compartimos con la persona su realidad humana, anunciamos el mensaje de Jesús, trabajamos por extender su reino de amor, y la acompañamos en su proceso del descubrimiento y crecimiento de su fe, para suscitar en ella la experiencia de este Amor del Padre-Madre.

Para realizar la misión contamos con obras propias, tales como centros educativos y de promoción, hogares escuelas, centros de salud y sobre todo, los medios relacionados más directamente con el anuncio del mensaje de Jesús.

Medios de Evangelización
Fieles al testamento de Sor María Rafaela, damos prioridad a los medios que tienen una originalidad fundacional: catequesis, educación de la fe, ejercicios espirituales, retiros, convivencias, acompañamiento o trato del tú a tú. Asumimos también otras obras apostólicas y sociales que estén de acuerdo con nuestra misión de hacer el bien, y que sean urgentes, oportunas y eficaces en el lugar y momento dado.

Somos fieles al deseo de Sor María Rafaela, cuya única aspiración era salvar almas. Su experiencia de mujer liberada por el Señor y para Él y su atención a los signos de los tiempos, harán que la mujer sea durante su vida, la destinataria preferida de sus esfuerzos. Junto a sus compañeras, dentro de su contexto social y cultural, vivieron un sentido muy concreto y local, expresado en una disponibilidad y servicio coordinado con la parroquia.

En síntesis, nos sentimos llamadas a llegar misioneramente al corazón de las personas.